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Pasaron algunas cosas importantes en el año 2004 (como el tsunami en Tailandia y la debacle de Janet Jackson en el 38° Superbowl); pero acá no vamos a enfocarnos en ninguna de ellas.
En cambio, vamos a hablar de The Mighty Boosh, que se estrenó por la tele ese año y que se convirtió en una de las mayores extrañezas de la televisión británica.
No es que contenga smut, ni que apunte al “humor en la vida cotidiana”, ni a situaciones familiares, o clasistas; no hay sarcasmo mal intencionado ni humor negro… ni casi ninguna de esas cosas que Wikipedia cita como típicas del humor británico.
Es una serie con humor surreal, pero posta.
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Ah, los 90s.
Fue la década del grunge; el juicio por asesinato de OJ Simpson; FPS; Windows; las Spice Girls, Backstreet Boys y derivados; Friends; los Simpson; The X-Files; nu metal; britpop; Trainspotting; el primer episodio de Futurama y Buffy la cazavampiros.
En 1999 sobrevivimos el Y2K (o como también se lo conocía entonces: el Fin del Mundo), dejándonos para lidiar con las secuelas (tanto emocionales como fílmicas) de «La Amenaza Fantasma.»
Oh, y los ingleses también tuvieron una sit-com que se llamó «Spaced.»
El de la izquierda es Jeff Buckley, en una foto de 1995. Si no se hubiera ahogado en 1997, no necesitaría presentaciones, porque sería un artista inmenso.
Su carrera empezó como inician y acaban las de muchos: tocando en bares chicos, en Los Ángeles al principio, ganando reconocimiento en Nueva York después, tocando covers excelentes en el Sin-é… hasta que un día se le acercó un productor que le ofreció un contrato con Columbia por tres discos.
De ese contrato sólo resultó uno. Pero es uno de los buenos. «Grace» se lanzó en 1994, y le siguió una gira internacional de un par de años; hasta 1997.
Ese año, Buckley se mudó a Memphis, Tenessee, para empezar a grabar material para su segundo disco, del que quedó un boceto prometedor llamado «Sketches for My Sweetheart the Drunk«. Una tarde salió a nadar al río Wolf mientras esperaba a que su banda llegara de Nueva York. Encontraron su cuerpo una semana más tarde.
Cada vez que EE.UU. decide enviar alguna tropa, una bandera roja se alza en alguna parte. Esta vez, el debate se centró en las siete nuevas bases militares norteamericanas que el presidente Álvaro Uribe aceptó instalar en Colombia, como continuación de un acuerdo estratégico que existe entre los dos países desde el año 2000 con la aprobación del Plan Colombia. En un principio era un plan básicamente antinarcótico y focalizado en las FARC. Pero estos son sólo dos de los objetivos principales.
Relaxed Muscle es un proyecto de hace unos años atrás, llevado adelante por Jarvis Cocker (de Pulp, recordarás) y Jason Buckle.
Hagamos un poco de historia: Después de anunciar el «hiatus» de Pulp en 2002, Jarvis Cocker se bajó del spotlight y, ayudado por su mudanza a París, permaneció en relativa oscuridad.
El proyecto de Relaxed Muscle nunca fue más que eso, un proyecto, y además temporal: un disco, una gira; y lo próximo que supimos es que Jarv estaba sacando otro excelente disco solista tres años después.
«A Heavy Nite With (Relaxed Muscle)» pasó prácticamente desadvertido para la crítica, a pesar de ser un excelente trabajo; tal vez por la idea de Buckle y Cocker de crear sus alter-egos Wayne Marsden y Darren Spooner respectivamente, un par de ex-convictos ficticios a quienes un día se les dio por la música, y a quienes adjudicaron la banda y la autoría de los temas.
No por nada: las canciones tocan temas de sexo, violencia doméstica, drogas y el tono general del trabajo no deja de ser sombrío por la buena combinación entre la letra y la música.
Relaxed Muscle empezó una pequeña gira en 2002. Cocker y Buckle lograron mantener su anonimato durante un tiempo, ocultándose detrás de disfraces y maquillaje en los shows en vivo, hasta que alguien reconoció a Cocker en un concierto en Londres en julio de 2003; y los tabloides y diarios ingleses se hicieron con la noticia.
Después del lanzamiento del disco el mismo año, la banda pareció desaparecer gradualmente, pero su (breve) historia continúa siendo interesante.
El disco esconde algunas joyas, como «Billy Jack«, un tema con la marca de Buckle por el lado de las computadoras, letras excelentes (gracias, Jarvis), sonidos de disparos y el acompañamiento extra de un bizarro video del género del western eletrónico (?). Los fans de Clint Eastwood estarían horrorizados.
«B-Real» curiosamente recuerda un poco a los ’90 de Blur, y narra la historia de un hombre que quiere dejar de tomar y ponerse las pilas en su vida: bajar a la realidad (leer un libro, aprender sobre vinos, vestirse como el padre), pero que no parece tener suerte, y termina comiendo piza dura, en el pub.
En el tema que lo sigue, «Previous«, es un lento, y la voz de Jarvis (que va por el efecto sombrío) acompaña un riff constante y muy pegadizo. «Let It Ride» tiene también lo suyo, y entretiene más por la música y el tono de voz que por la letra, pero seguramente te quedará el estribillo pegado en la cabeza: «Bring a friend, / lay down by my side. / Come inside / and let it ride…»
Pero la ganadora del disco es sin duda el tema que lo cierra, «Mary«. El cantante (¿Darren?) llama a su ex-mujer para contarle que se cruzó a uno de sus hijos por la calle (y el pibe no lo reconoció, pero intentó venderle drogas.) Gran lento electrónico; excelente letra:
Now I, I like a bit of fun now and then.
And I know sometimes I have too much.
And I know things are different now.
But drugs, Mary…
Fucking drugs!
Nunca en Glastonbury 